
Señales de que tu cuerpo sigue atrapado en una experiencia traumática
¿Te duele el cuerpo sin causa médica aparente? ¿Sufres fatiga constante o molestias físicas que no desaparecen con el descanso? Puede que tu cuerpo esté expresando lo que tu mente no ha podido procesar del todo: una situación traumática.
¿Qué es el trauma y cómo se manifiesta físicamente?
Desde la psicología, entendemos el trauma psicológico como cualquier experiencia que ha superado nuestra capacidad de afrontamiento, dejándonos en un estado de alerta, bloqueo o desconexión. Y aunque creamos haber pasado página, el cuerpo a menudo sigue recordando lo que la mente ha intentado enterrar.
Esta conexión cuerpo-mente se conoce como psicosomática, y explica por qué experiencias traumáticas no resueltas pueden manifestarse en forma de síntomas físicos persistentes.
Señales físicas de que el trauma sigue vivo en tu cuerpo
Algunos de los síntomas físicos más comunes en personas que han sufrido traumas son:
- Dolores musculares y articulares persistentes
Especialmente en cuello, hombros o espalda. Es común que el cuerpo se tense como mecanismo de defensa, y si el trauma no se procesa, esa tensión se cronifica. - Fatiga crónica o agotamiento sin causa médica
Estar en “modo supervivencia” constante desgasta enormemente el sistema nervioso. Muchas personas sienten que no pueden con el día a día, incluso después de dormir. - Problemas digestivos
El aparato digestivo está muy vinculado al sistema nervioso. Síntomas como hinchazón, colon irritable o náuseas frecuentes pueden estar relacionados con experiencias traumáticas retenidas en el cuerpo. - Dolores de cabeza o migrañas recurrentes
El estrés traumático puede producir sobrecargas físicas que se traducen en cefaleas, tensión mandibular o sensación constante de presión. - Sensación de opresión en el pecho o dificultad para respirar
Muchas personas describen esta sensación como “angustia física”. El cuerpo revive el momento de peligro o impacto, incluso años después. - Trastornos del sueño
Insomnio, despertares nocturnos o pesadillas frecuentes son manifestaciones comunes de un trauma que no ha sido sanado.
¿Por qué el cuerpo guarda el trauma?
Cuando vivimos una experiencia traumática, el cerebro puede bloquear parte del recuerdo para protegernos. Sin embargo, lo que no se expresa o procesa, se queda en el cuerpo. Esta información queda atrapada en el sistema nervioso como “una huella traumática”.
El cuerpo actúa como un archivo emocional y, si no intervenimos de forma adecuada, continuará enviando señales de alerta, incluso cuando ya no haya peligro real.
¿Cómo puede ayudarte la terapia EMDR?
La Terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) está recomendada por la OMS y diversas guías clínicas para el tratamiento del trauma.
Lo que hace EMDR es ayudar a que el cerebro procese esas experiencias traumáticas que quedaron bloqueadas. No es necesario revivir todo con palabras. A través de estimulación bilateral (visual, auditiva o táctil), el sistema nervioso puede «liberar» lo que quedó atrapado.
En Psiconalma, observamos cómo tras unas sesiones de EMDR, los síntomas físicos como dolores crónicos, opresión o cansancio van mejorando. Porque el cuerpo deja de estar en alerta.
Cuando el cuerpo habla, hay que escucharlo
Muchas veces buscamos respuestas médicas a síntomas físicos que tienen origen emocional. Escuchar el cuerpo es también una forma de cuidarnos. No ignores lo que siente: puede que esté pidiendo ayuda.
En Psiconalma, somos psicólogas especializadas en trauma y terapia EMDR, y tras descartar cualquier otra causa orgánica, acompañamos a personas que, como tú, han vivido un evento traumático, y por lo tanto, a recuperar su bienestar y su vida.